Pío Cabanillas nos habla de su exposición de fotos y Cartier-Bresson.
Pio Cabanillas Alonso (Madrid 1958), cuenta con un buen currículo y una larguísima trayectoria profesional y de lo que habla con mayor entusiasmo es de su obra como fotógrafo autodidacta. Bromea diciendo que no tiene claro si como ministro tendrá sucesor en la familia, cosa que sí ocurre en el caso de la fotografía. A sus dos hijas también les encanta este arte. Sobre las instantáneas, dicen sus amigos, destacan su habilidad para elegir las localizaciones y el ojo para encuadrar y contar una historia a través de las imágenes. Ha fotografiado los desiertos de Nazca y Atacama, los glaciares de Groenlandia, el Karakórum o las ruinas perdidas de Siria. Estos días parte de sus fotos, seleccionadas bajo el título de Antigua, pueden verse en las Bodegas Tradición de Jerez y la última semana de septiembre estarán en Art Marbella.
«Desde niño mi padre nos llevaba cada fin de semana a un sitio y nos ponía a prueba: ‘a ver qué ves, qué significa, qué te sugiere, una iglesia, un paisaje, una fiesta…’ Lo he apreciado de mayor pues me hizo conocer de cerca situaciones, verlas y captarlas», nos revela Cabanillas. «He heredado sus cámaras que son auténticos tesoros, aunque yo ahora disparo con una Canon 5DSR de las más avanzadas del mercado», añade. «Uso siempre digital, pero las fotografías son siempre muy puristas, nunca las trabajo pues creo que en cuanto las pasas por los filtros y Photoshop estás traicionando las imágenes».
«En el mundo de la foto decía Cartier Bresson: ‘color/blanco y negro’ es igual a ‘naturaleza/personas», explica. «Yo aplico esta fórmula y siguiendo sus pasos, fotografío personas en blanco y negro. Cada tema tiene su fórmula de expresión y aquí el blanco y negro es mucho más potente. Los paisajes, sin embargo, y desde donde yo los capto, me parece que dicen más con color».
«Son 16 fotos de la Semana Santa de Antigua, una ciudad en Guatemala destrozada por tres terremotos en un solo año en el siglo XVIII», nos cuenta Cabanillas sobre la exposición. «Pero tras esa destrucción observé que mantienen intactas muchas costumbres españolas como la de la Semana Santa y con unos detalles que parece que estás en Jerez. Llegué allí por casualidad y sentí la pasión en la gente tanto que me chocó pues han mantenido desde los pasos, las procesiones y todas las costumbres del siglo XVII con todo lo nuestro, de los tejidos a los pasos y el grado de devoción y sus creencias que muchas veces caen en la superchería, pero no en este caso: en la Semana de Pasión todo el pueblo se vuelca en las procesiones y tuve la oportunidad de conocer este ambiente durante 15 días y poder captar las imágenes de esta colección, llenas de caras que ahora cuelgan en la exposición y encima la bodega se llama Tradición que es perfecto para para este tipo de fotos en blanco y negro. Además, coinciden en las tradiciones jerezanas tanto en la religiosa como en la del vino».
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Autor: Patricia Espinosa de los Monteros
Fuente Original: IR